miércoles, 25 de febrero de 2009

PRINCESA VAMPIRA

a mis 11 años éramos pocos los q de cierta manera aviamos llagado atener algún encuentro cercano con alguna chica, solo vivíamos de relatos calenturientos de amigos mayores que más parecían mentiras e historias sacadas de películas q avían visto en vacaciones, pero q igual nos emocionaba mucho, esperando desesperados el momento con una chica, yo era uno del privilegiados del grupo ya que había tenido no solo un encuentro si no barios con la ahijada de mi abuela a la que amaba con arriesgada locura que después me pasaría la factura por mi descontrolado amor.
Cierta ves les conté a mis amigos una de mis tantos arrumacos q tenia con la ahijada de mi abuela, pero no me creyeron nada y además asta les dio asco que les contara que los besos q nos dábamos eran utilizando la lengua, como puedes hacer eso me replico uno de ellos, no me sentí muy bien por el rechazo de mis recuentos. No me creían q tenia una relación con alguien mayor q yo, no me creían que solo esperaba estar a solas para acercarme a ella, tomarla por la cintura con una mano y con la otra buscarle la boca para perderme en sus besos como lo hacíamos hace ya mucho tiempo.
Con la práctica entendí que ella esperaba la iniciativa mía para dejarse besar ya que ella ni así se muriera por darme un beso no lo haría, tenia una manera bastante sutil y directa de pedirme un beso que llegué a descifrar con dificultad, cuando ella quería un beso me miraba se reía y sin dejar de mirar se echaba sobre su espalda en un sofá q mi abuela tenia en el patio de la casa, se echaba bien pegadito al respaldar para darme un espacio a su lado, yo sin mediar palabra me abalanzaba sin importarme una repentina aparición de alguien y nos encuentren infragantes dando rienda suelta a mis instintos sexuales casi recién descubiertos.
Ella cada ves mas alta y por ese año le salieron en el cuerpo formas de mujercita yo lo savia mas q nadie porque yo era quien la tocaba, la exploraba. tenia esa cinturita delgada, los pechos se notaban mas, tanto que ya no cabían en mis manos debo reconocer q nunca estuve con ella sexualmente pero si la explore con mis manos mucho mas de lo q puedo contar y vi mucho mas allá de los botones de su blusa de colegio.

Aparte de haber ganado cintura, senos y altura, también había ganado peso, estaba hermosa una mujer por donde la vieran, una ves en q mi querida y recordada abuela preparaba la sena nos escapamos a su cuarto y ella como siempre se recostó en su cama a mi espera, mientras salivaba sus labios, yo sin mas palabras q decir me trepe suavemente a la cama deslizándome subí sobre ella asta estar frente a sus labios, la comencé a besar despacio pegando sus labios húmedos con los míos, mientras la besaba mis manos no encontraban impedimento al desabrochar los botones de su blusa, abriéndose paso llegaba asta sus pezones erizados por el roce y el movimiento circular que le daban mis manos, ese acto hacia q me besara con mas fervor, con mas fuerza, de rato en rato sacaba la lengua para lamerme los labios como animal en celo, completamente excitada me tomo por los brazos con tal fuerza q me izo llegar asta el otro extremo de la cama. como poseída monto sobre mi con la fuerza de una amazona a seguir besándome y se mecía con movimientos cargados de excitación, se sobaba y se sobaba en mi pelvis su parte genital, a mis 11 años me daba un sentimiento extraño pensaba que estaba poseída, y en algún momento sacaría los colmillos y las garras convirtiéndose en princesa vampira y en un rituales salvajes la vería beberse mi sangre, me daba miedo, pero también tenia un santo places un goce profundo q solo se veía ensombrecido por el problema de falta de aire que tenia gracias al peso de su cuerpo q ejercía sobre mi pecho, q poco a poco me sacaba el aire, en realidad me estaba aplastando, me estaba matando deliberadamente mientras me amasaba con sus movimientos de cadera que se avían convertido en movimientos netamente sexuales. por la asfixia mi genital se perdió entre mis calzoncillos, no lo sentía, tal ves abría muerto despanzurrado y yacían sus restos agujereado por las balas de la pasión y la excitación de esta aprendiz de amante fogosa, pero el placer sin aire no era placer era una tortura casi comparada con la santa inquisición, mientras se movía la tome de la cara y casi suplicado le pedí que por favor baje de mi, ella seguro q vio mi apuro en el color morado de mi cara y muy rápido se dejo caer al otro lado de la cama, echada de costado y con un mano acomodándose la cabeza a modo de soporte me miro y con una sonrisa malvada me dijo, ¿ Qué te pasa? a la cual yo respondí casi con dificultad, nada sólo que debajo de sus contorneos malvados me habías dejado casi desfallecer seguido de una carcajada descontrolada, no tenia fuerzas como para hacerla callar, la deje reír asta el cansancio mientras yo pensaba y con arto pavor imaginaba si por una simple sobada de mi pelvis con la suya por encima de la ropa se pone así, como será cundo hagamos el amor seguro me crucificaría en la cama y sus movimientos desesperados me sacarían los ojos o tal ves la masa encefálica me saldría por las orejas, toda clase de tormentos vino a mi mente, creo q la próxima ves voy encima le dije, justo antes de la llamada de mi abuela para cenar q nos puso de un salto de pie a los dos, tratando de esconder las arrugas de mi camisa bajo la chompita azul tejida a mano que tenia, baje detrás de ella, magullado y adolorido me senté en las mesa al costado de mi abuela y al frente a esa niña de 16 años que con su sonrisa picara me estaba haciendo descubrir placeres en movimientos y formas de besar que asta ese momento nunca había sentido...

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