sábado, 7 de noviembre de 2009

EL ACOLITO

Mi abuela una señora respetable encantadora y criada en las más estrictas normas religiosas, bautizada de muy niña hizo su primera comunión, confirmada como a los 18 años por propia convicción en una muestra de seguimiento incondicional a dios desde ya admirable su presencia era infaltable los domingos en la misa de 10 de la mañana a las que yo la acompañaba por pura obligación y por el miedo que me castigue diosito por no ir a la misa. ese miedo que mi abuela acrecentaba cada ves que me portaba mal con ese YA VERAS SIGUETE PORTANDO MAL Y DIOCITO TE VA CASTIGAR, porque tendría que castigarme si no quería ir a a la misa pensaba, pero igual no importaba mucho lo que yo a mis 9 años pensara.
Los domingos mientras mis amigos se quedaban a dormir asta las 12 del día como tenía que ser yo tenia que levantarme temprano para ir a la misa de 10 de la mañana, así que a las 8 de la mañana tenia que estar perfectamente cambiado mi abuelo se encargaba de peinarme con raya el costado que tanto le gustaba, luego me tomaba la cara con las dos manos, me miraba si estaba bien alineadas las patillas y me decía QUE BUEN MOZO MI CHOLITO, que siempre me arrancaba una sonrisa o si no me decía QUE LINDO ME CHOLITO HABER DONDE ESTAN ESAS BOLITAS esas frases tontas que le hacen los tíos a los sobrinos para hacerles cosquillas, una ves peinado la comitiva en pleno que tenía que irse a la iglesia para escuchar misa y pedir por los demonios que se quedaban a dormir domingo por la mañana, tenia que estar tomando desayuno para ganara asiento adelante y también para que el cura nos pueda ver desde el púlpito y verifique que nuestra fe sigue inquebrantable o mejor dicho la fe de mis abuelos porque yo no entendía mucho, solo que si no les acompañaba me iba a castigar diosito.

Así pasaron años asta cumplir los 15, ya para ese entonces mi abuelo había muerto, mi abuela ya no iba mucho a la iglesia por que su salud no lo permitía pero en su representación me mandaba a mi, tenia la paciencia de pararse en al puerta de la casa que estaba casi enfrente de la iglesia para verme entrar a la casa del señor, tan linda ella. y para estar más segura de que entré a escuchar la misa del domingo les sonsacaba disimuladamente a las monjas que le llevaban la comunión a la casa con comentarios como.
- Disculpa madre mi nieto no a podido ir a misa este domingo pero el próximo lo mando-. disimula la mortificación que le causaba haberme perdido el sermón dominical del padre. pero las monjas desmentían de inmediato porque nunca faltaba
-. yo si lo he visto en la misa a su nieto-. dijo la monja
-, mira este bandido si el me dijo que no se iba a ir -. se justifico mi abuela alegre por corroborar su duda .
-. más bien, estamos por organizar un grupo juvenil haber si manda a su nieto para que sea integrante de esta nueva inquietud que tenemos las hermanas para organizar a la juventud -. dijo la monja informando de los grandiosos planes juveniles.
-. ni se diga más el se va de todas maneras madrecita-. desde su sillón; mi suerte estaba echada quería hacer de su nieto hombre de bien y si lo encaminaba por la senda de la religión tal vez asta se vería bendecida con un nieto cura consagrado a dios, y aguantado por dios.

Era un día domingo por la tarde, primer día del grupo juvenil, grata sorpresa había mucha gente entre chicas y chicos, amigos y conocidos, todos sentados en sillas perfecta mente alineadas pegadas a la pared formando una u, al frente una silla sola y en ella sentado el padre Silvino, un curita muy buena gente divertido y entusiasta, se levanto de la silla dio la bienvenida al grupo se persigno y comenzó un padre nuestro que seguimos de inmediato mientras miraba al curita de reojo para ver que es lo que hacia, al termino se sentó, nos contemplo y se sonrío.
-. que bueno que hayan venido bastante gente, eso quiere decir que hay mucha gente creyente -. hizo una pausa -. bueno ninguno de ustedes jóvenes sabe que haremos aquí y deben de estar intrigados ¿ verdad?-. hizo otra pausa cruzó la pierna, en ese momento entro Luz Elina una monjita de Tes. trigueña risueña y yo me preguntaba siempre, si esas caderas que le salían era por que se ajustaba mucho la correa o porque en verdad era dotada de caderas. el cura seguía hablando pero la sonrisa angelical de Luz Elina era de lejos más importante, ahora si estaba dando motivos para que me castigue diosito, teniendo pensamientos impuros con una de sus más lindas siervas.
-, la reunión de los domingos la van a tener conmigo y las reuniones de entre semana lo van a tener con la hermana Luz Elina aquí presente - fue lo único que alcance a escuchar. primera ves que estaba totalmente de acuerdo con el mandato del cura, es más quería agradecerle con un efusivo abraso de gratitud.

La primera reunión con la hermana Luz Elina la que tanto estaba esperando se dio un jueves por la noche, esa noche éramos 30 casi todos hombres.
-. bueno como primera reunión quiero que nos presentemos para tener más confianza -. salieron esas palabras como música de sus lindos y rosados labios.
Terminada las presentaciones innecesarias ya que todos nos conocíamos, explico algo que no le había tomado en cuenta al padre Silvino el domingo pasado.
El tema era de que el grupo tenia un fin de ser, estaban formando acólitos o monaguillos.
-.¡¿qué?!-. me sorprendí
-. los acólitos son los que acompañan al padre en las misas y su labor es de servirle el vino y tocar la pequeña campana que esta debajo del altar mayor-. explica la monjita con esa voz media ronca que me erizaba los pelos de los brazos, -. pero no cualquiera puede pararse hay con el padre, tienes que prepararse mucho y dejar q dios entre a su corazón-. siguió, eso quería decir que tal vez no me escoja.
-. tu abuelita va estar orgullosa si te viera con tu sotana junto al padre -. dice muy feliz la monjita y yo solo me imagina la vergüenza de salir en esa sotana que parecía el camisón de mi abuela que usaba para dormir.
mis hormonas me habían jugado un mala pasada al dejarme engatusar por los ojos y las caderas superdotadas de la monjita.
pero igual pensaba quedarme, estaba enamorado y tenia que hacerlo por mi amada sierva del señor, a mis 15 años estaba enamorado de una monja que bordeaba los 30 años aproximadamente el amor no entiende de edad ojala que mi abuela también lo comprenda de esa manera pensaba.

como yo no tenía ganas de ser acólito deje de asistir a algunas reunión, asta que se entero mi abuela por la propia boca de las hermanitas.
y ni abuela con todo el cariño del mundo.
-. ¿ porque carazos no te estas yendo a las reuniones de las hermanitas? ¿ ha?-. vocifero -, es que estoy en exámenes -. refute dando un paso disimulado hacía tras, poniéndome fuera del alcance de su bastón, la viejita era la mas amorosas de todas pero si no dejabas que te encamine por el camino del señor entonces ya tenias un problema, es por eso que no estaba de más tomar precauciones. así que regrese al grupo con el miedo de enamorarme sin remedio de Luz Elina, pero su sonrisa siempre era un buen pretexto para regresar.

misa de domingo por la noche, la novedad de aquella misa era que gracias a la enfermedad de uno de los acólitos titulares vi. realizarse mis mas feas pesadillas, tener que acolitar sin tener la mínima idea de como se hacía.
-. tienes que acolitar por que Juanito no a llegado seguro a empeorado su gripe-. Luz Elina con voz despreocupada confiando totalmente de mis destrezas acolítales siempre era tan fácil las cosas si salían de su boca que traviesamente quería besas.
-. pero yo nunca...
-. si pero tu estas presente todos los domingos en la misa y ya sabes lo que hacen los acólitos verdad-.
-. si pe pero...
-. no te preocupes que todo te va ir bien yo voy a rogar a Jesús par eso -.
-. también ruegue para que UD me hagas caso -. pensé hipnotizado y perdido en el negro de sus ojos.
-. OK madre si UD me lo pide no hay problema-. le dije perdiendo la mirada en el techo para que no se diera cuenta de lo encendida que estaba mi cara por el pensamiento impuro.

¿La sotana de Juanito era muy grande? o es que así se tenia que llevar arrastrado como cola de novia. me preguntaba.
-. esa no es la sotana que tienes que llevar -. el padre Silvino sonriendo acababa de entrara por la puerta de la sacristía -.
-. ¿ porque no puedo ponerme esta si todas son iguales-. respondí intrigado.
-. es que esa sotana es mía-. respondió con una sonrisa el cura. recién sabía por que no me quedaba ese vestido sin gracia. rápidamente me saque la sotana del padre mientras me ponía aun mas rojo, la vergüenza estaba echa solo quedaba que el cura no delate mis ridículas fachas. y si me delataba me lo tendría ganado por haberme besado con Margot en su oficina ese día que me mandó a traer los instrumentos musicales que guardaba ahí, cada ves que recuerdo ese momento me preocupaba aun más, eso si debe de ser un pecado gravísimo haberme revolcado en su escritorio con Margot con esa muchacha alocada que ahora que me doy cuenta tal vez ni le gustaba y solo se entretenía conmigo, pero ese pecadito culposo nunca saldría de mi boca en el confesionario,

Me procuré ahora una sotana más pequeña y salí de la sacristía apurado detrás del cura y mucho más atrás de pedro el otro acolito, un silencio total por el pasadizo no había nadie solo OTTO el perro rottweiler que cuidaba el patio de la iglesia y se veía por los ventanales en forma de orco acurrucado en su cama, el cura se llevo las manos pegadas al pecho como si hiciera una oración e inclino la cabeza un poco, pedro imito el mismo ademán y me supuse que así tenia que ser, dar la imagen de súbditos creyentes, puros de pecado santificados por la mismísima mano del señor, el cura se paro de lleno se dio la vuelta nos miro.
-. muchachos ustedes pueden, no se pongan nerviosos la gente que esta hay no son monstruos son como nosotros creyentes del señor-. nos alentó como si se tratara de un partidito de bulbito acaso no se daba cuenta que era mi primera ves y que no se lo que tenia que hacer lo único que me consolaba era que Luz Elina me viera y por fin se diera cuenta que lo hacia por ella y que yo estaba profundamente enamorado de ella.
el padre se dio la vuelta nos dio la espalda y con paso decidido entro en la iglesia al ver al padre entrar, la bancas crujieron por todas partes toda la gente estaba parada, yo no savia si tenia que levantar la mano para saludar a la muchedumbre como si fuera un rockstar y tuve la sensatez antes de hacer cualquier movimiento ver q hacia pedro, el paso sin inmutarse con el rostro serio sereno como si no le importaba la decena de ojos fijos sobre nosotros, el padre se acomodo en el centro a la izquierda de el pedro y a la derecha yo siempre de reojo mirando que hace pedro para seguirlo, comenzó la misa todo normal sin mayor dificultad asta me sentía un espectador privilegiado, el problema se dio cuando al cura levanto una ostia enorme y después tenia que tomarse el vino de rigor para asentar el cuerpo de cristo que se acababa de comer en forma de ostia, es hay donde tenia que entrar a tallar yo, que a decir verdad no lo sabia si no fuera por los señas y muecas de la primera banca donde estaba la madre superiora y el coro.
-. el vino-. el padre Silvino disimuladamente susurro, comprendí recién de que se trataba.
el vino estaba en una pequeña fuente terminado la mesa del altar mayor en unos pequeños frascos de cristal relucientes, eso lo había visto hace tiempo y le fui alcanzando uno por uno asta saciar su sed al curita alcohólico.
estaba muy nervioso, me olvide de mi amor Luz Elina, solo miraba a la madre superiora con ganas de volverse asesina conmigo me descontrole también me olvide de mirar a pedro, ahora estaba mirando lo que hacía el cura y sin pensarlo seguía todos sus movimientos, me persignaba cuando no tenia, me arrodillaba cunado no debía no sabía que es lo hacia, sudaba frió cuando la madre superiora me miraba se retorcía en su asiento bramaba, no se despeinaba por que tenia que guardar las composturas, creo haber visto que por sus orejas salía un hilito de humo, estaba desesperada deseaba que termine la misa de una buena ves y excomulgarme.
-.que la paz sea con ustedes-. con esas palabras finalizo la misa el curita.
-. y con su espíritu-. la gente a una sola voz, en seguida se sentaron y chillaron las bancas otra ves. algunos estiraban las piernas relajando las articulaciones y otros casi felices por el fin de la misa, yo era uno de ellos.
el cura beso la mesa se arrodillo, hizo una oración, se paro giro el cuerpo se puso de frente a la puerta por donde entramos y sin avisar emprendió la marcha de salida pedro siguió mecánicamente al mismo paso y yo también seguí pero mucho más retrasado malogrando la uniformidad del paso, uno a uno traspasamos la puerta.
recorrimos de nuevo el pasadizo asta llegar a la sacristía, la madre superiora ya estaba ahí, saludo al cura a pedro.
-. usted no sirve para ser acolito-. me dijo frunciendo la boca y el gesto de enojo salio a relucir.


un saludo para la gente que lee este tonto blog solo me queda agradecer

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